lunes, 25 de mayo de 2009
domingo, 6 de julio de 2008
Una epistemología diurna y el complot estético del televisor blanco y negro
La imagen fotográfica de Cielo Blanco, establece una bipolaridad de tonos: Una oscuridad blanca y una estética para televisión en blanco y negro, pero que se hace a color. Con ello, Cielo Blanco busca proponer un tipo de lectura que va y viene desde la luz hasta el texto. Una luz de contraste con elevación oscura y algunas tonalidades abiertas para que se filtre algún rayo de iluminación con que seguir las señales que va dejando el relato, tan cartográficamente como un vuelo nocturno.
Esta luz representa una constante sensación de inseguridad y de fragilidad, una intemperie en la que se mueven los pocos, pero importantes personajes de buenas intenciones y buenas ideas de Cielo Blanco.
Usando el televisor a color como si fuera en blanco y negro, no porque la serie sea en B/N, ni por rememorar a la TV de las décadas del ’60 y ’70, la serie avanza sobre un hilo trazado por la legítima aspiración a depurar el efectismo luminoso de la televisión habitual, la cual usa esa fotografía plana y estridente. En Cielo Blanco, la luz y la fotografía dicen lo que los diálogos silencian... Una reivindicación de los tonos fríos y los contrastes en una conspiración o venganza de una especie de simulación “blanco y negro” en arremetida contra la paleta de colores de la carta de ajuste que pareciera no dejar nunca de estar presente en las trasmisiones televisivas de las 24 horas del día, de todos los días, tan recargadas del tedio del color colorido infinito.
Cielo Blanco no es una serie policial que permite establecer a los buenos y a los malos, sino que centra su eje en la creación del mundo que ya existe, pero que se disemina en la realidad diaria, que se diluye irrevocablemente. En tal sentido, Cielo Blanco cuenta con su propio eje epistemológico con la que es capaz de sostener su mitología y poder dar (y darse) una explicación del mundo a nivel particular.
En la serie se articula un grupo de eventos, emociones, sensaciones, temperaturas y conductas que se dan en la realidad exterior, que existen en el mundo, pero acá son presentados a la manera de la ciencia ficción, pudiendo con ello indagar en dinámicas y situaciones explícitas donde se materializan ciertas especulaciones bioéticas, como el atmoterrorismo, la manipulación de miro organismo y la responsabilidad del conocimiento científico, entre otras.
El juego de ciertos poderes, la vulnerabilidad de los pobres y de los niños; un mundo neoliberal depredador, antihumano y antiecológico, además de los conflictos personales de los personajes, se ven congregan y amalgaman para dar contexto a una presencia nefasta en el más amplio sentido del concepto.
Cielo Blanco adopta una epistemología diurna, en tanto presenta una lectura propia del mundo. Un mundo que merece un cambio radical y la necesidad de amanecer de nuevo, de volver a despertar, ya que hemos visto lo peor del ser humano flotando en la superficie del mar de gente que transita todas las vías, esperando que se acabe la noche del mundo de hoy y de paso al nuevo día, a la nueva vida, al nuevo mundo... a la nueva era que ilumine con luz natural sobre la voluptuosidad de un cielo.
Mediante la creación de microorganismos diversos con características letales va a apareciendo la decadencia de un mundo que da evidentes rasgos de agotamiento, debilitamiento y desorientación. Virus y bacterias danzan sobre el cuerpo enfermo del planeta.
El planeta es un cuerpo y estos virus y bacterias hacen su aparición en escena con un cometido claro y capital; eliminar a la mayor plaga y la más corrosiva del mundo: El Hombre.
martes, 1 de julio de 2008
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Rodaje de la Serie TV Cielo Blanco escrita por RECREO GUIONISTAS
